Un lanzamiento histórico

Descubre con nosotros los pormenores del lanzamiento del Amazonas Nexus en su primer aniversario

Un lanzamiento histórico

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07 febrero 2024

Los trabajos previos al lanzamiento del Amazonas Nexus no habían sido una tarea fácil. Primero fue la pandemia del Covid-19, pero a pesar de las dificultades Thales Alenia Space había cumplido los plazos. Por si fuera poco, estalló la Guerra de Ucrania y surgió una cuestión no menos desdeñable: ¿cómo llevaríamos el satélite desde Toulouse (Francia) hasta Cabo Cañaveral (Florida, EEUU)? Todos los grandes aviones de carga se estaban utilizando para atender el traslado de tropas… Por suerte, unas semanas antes del lanzamiento se habilitaron dos de aquellos gigantes Antonov para uso comercial y recuperamos la esperanza.

No acabaron ahí los desvelos. Cuando estaba todo preparado, un temporal obligó a retrasar el lanzamiento 24 horas. La mala mar dificultaba enormemente la maniobra de recuperación del cohete utilizado en el lanzamiento y que ha permitido a SpaceX abaratar drásticamente el lanzamiento de satélites.

Finalmente llegó el ansiado ¡GO!, la señal de despegue del cohete. Todo el equipo estábamos reunidos en las instalaciones de SpaceX esperando instrucciones. “Ni una palabra hasta que os digamos que todo va bien. ¡Ni se os ocurra aplaudir!”. Y de repente llegó un rugido enorme… El edificio tembló y pudimos sentir el calor del combustible que se estaba quemando a varios kilómetros de distancia.

Así estuvimos un enorme rato, casi en silencio, cuando había transcurrido una media hora, llegó una señal del control: todo ha ido bien. Estallamos en aplausos, risas y abrazos. La emoción contenida nos salió a borbotones. Era la primera vez que una delegación extranjera alborotaba cantando y bailando en las instalaciones de alta seguridad de Cabo Cañaveral.

Un fotógrafo muy valiente

Es difícil transmitir la emoción de aquella aventura que no estuvo exenta de riesgos. A Octavio Guzmán, el fotógrafo de EFE, le ubicaron en un emplazamiento donde podría captar la mejor perspectiva… y le dejaron abandonado en medio de una carretera que iba de ningún lado a ninguna parte frente a unos manglares. Eso sí, con una escueta y contundente advertencia: “cuidado con los caimanes”.

Pronto anocheció y allí estaba él, completamente solo, a una considerable distancia de un lugar habitado. Comenzó a escuchar movimientos entre el follaje y comenzaron a aparecer los primeros caimanes que salían del agua para coger el calor del asfalto. Como buen periodista, curtido en viajes y aventuras, Octavio había tenido la precaución de comprar en un bazar de los Everglades unos focos de luz con baterías, que encendió inmediatamente a su alrededor. Los caimanes se mantenían a una distancia prudencial mientras él enfocaba su cámara y la iba adaptando a los cambios de luz.

Nos llamó algo inquieto y decidimos mantener una llamada abierta por si le pasaba algo (otra cosa es que supiéramos qué hacer si tenía algún problema porque por allí no había nadie, pero aquello no nos atrevimos a decírselo).

De repente sonó un rugido estrepitoso, el cohete comenzaba a despegar. Nos contó después que una llamarada de luz le lanzó una bocanada de calor y sintió que se le quemaba la cara y la ropa. “¡Qué calor! ¡Es insoportable! ¡Estoy sudando!” “¿De calor o de miedo?”, le preguntamos para quitarle hierro.

Como buen profesional, él se había mantenido inmóvil grabando las que considera una de las mejores imágenes que ha captado en su vida. Entre sus pies notaba el tacto húmedo de un atrevido caimán que había cruzado irreverente su muralla luminosa… “¡Me están rodeando! ¡Se me acercan demasiado!”, gimió... “pero sigo grabando, esto es espectacular”, nos susurró... Le escuchábamos aterrados.

Tal como nos contó después, a la hora convenida apareció un coche en medio de aquella profunda oscuridad. Le alumbró con sus faros para que pudiera recoger su material y los caimanes salieron zumbando con el ruido del motor y aquellas deslumbrantes luces.

La cara de felicidad de Octavio cuando nos mostró con enorme satisfacción las bellísimas imágenes que había grabado es difícil de olvidar. Estaba tan orgulloso de lo que había conseguido... ¡Qué aventura! Pero todo había salido bien.      

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